HOOOLA MIS QUERIDOS LECTORES, HE AQUÍ UNA NUEVA ENTREGA!
SORRY POR LA TARDANZA PERO BUENO, YA UDS SABEN QUE MI IMPUNTUALIDAD ES ALGO RECURRENTE (QUE JURO NO DURARÁ MÁS UNA VEZ ESTÉ EN VACACIONES)
ESTE CAPÍTULO ES UNO TRANSICIÓN, IMPORTANTE PARA QUE LA HISTORIA AVANCE, YA QUE DA UNOS RESQUICIOS DE LO QUE PASARÁ EN CAPÍTULOS POSTERIORES.
Por cierto, lean a la nota del final de la página ya que trae una información importante :)
Sin más los dejo con el nuevo capi :)
Enjoy!
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La sensación que corre por mis venas cada que Peeta se queda a dormir conmigo es simplemente indescriptible.
Porque sí, se ha quedado. Cada noche desde la primera vez, y eso hace ya casi dos semanas.
Y aunque al principio había un poco de inseguridad tanto de su parte como la mía debido al hecho de que era un acontecimiento prácticamente nuevo para él, no tanto para mí debo admitir, como yo lo sentía era... extrañamente como si hubiera vuelto a mi lugar... con cada día que pasaba esa misma inseguridad se fue despejando, dando paso a una tranquila y relajada confianza en la que los dos lo llevábamos muy bien.
Simplemente se dio como un acuerdo tácito, nunca se hablaba sobre ello. Él sabía sobre mis pesadillas, yo sabía sobre las suyas, y todo el asunto se dio como una mutua resolución, en la que los dos salíamos beneficiados.
La primera noche seguida a esa primera vez, fue todo incierto, yo deseaba que él se volviera a quedar, y por su mirada notaba que tenía igualmente cierta ansiedad, a la vez que deseos de volver a hacerlo igualmente, sin embargo, ninguno dijo nada, y me fui a dormir en la noche sin una palabra al respecto. Aun así, como la noche anterior, dejé un resquicio de la puerta de mi habitación abierta con la esperanza de que entrase y, casi como si hubiera estado justo detrás de mí, lo hizo. Y aunque esa vez no nos acurrucamos como lo habíamos hecho la previa noche, sí me puse de lado, dándole la cara con los ojos cerrados, respondiéndole con ese gesto lo mucho que apreciaba que haya venido. Esa noche... casi lo pude sentir sonriendo.
Y fue así, como cada noche terminamos durmiendo juntos.
Siempre habíamos tenido cierta distancia mientras dormíamos, pero estaba bien mientras que cada uno podía sentir el calor irradiando del otro, y eso era suficiente.
Sin embargo, la noche anterior había sido especial debido a que los Ganger habían hecho una pequeña celebración, apenas los cuatro, celebrando el aniversario del negocio, que ya cumplía quince años. La pasamos tan bien y habíamos estado tan despejados y de vez en cuando riéndonos de las ocurrencias de la pareja de ancianos, que cuando llegamos a casa ni siquiera comimos (ya habíamos comido donde los Ganger) y nos fuimos directamente a mi habitación después de que cada quién se hubo cambiado a ropa para dormir, donde como la primea vez, dormimos uno en los brazos del otro.
Fue tan... natural, tan inocente, tan pacífico, no hubo incomodidad sino más bien alivio, alivio de poder por fin estar cobijados bajo el calor del otro.
No pude evitar rememorar los juegos, el tren... las pesadillas, el terror... estremeciéndome sólo de recordar, en ese momento casi como reflejo Peeta había levantado su brazo para acariciar el mío, en una acaricia adormecedora, donde como en el tren, encontraba esa paz para finalmente dormirme. Sin embargo, el lado más profundo de mi mente, ese lado oscuro, premonisor, me decía y me recordaba que eran sólo momentos de paz robados, que en algún momento todo iba explotar, todo iba a repetirse tal como la primera vez... la guerra, las muertes... así que no debía confiarme ni dejar de estar alerta.
Supongo que nunca dejaré de estar alerta, pensé amargamente, debe de ser algún tipo de trauma después de tantos sucesos terribles... Nunca lograré estar totalemente en paz... Mi pasado siempre me perseguirá... hasta que consiga hundirme de nuevo; como casi siempre hace.
Esa mañana, ya en la panadería-repostería, me concentro totalmente mientras lavo los platos del desayuno, todavía un poco agobiada por esos pensamientos tan desoladores, cuando Clare me llama.
-Sí dime,- respondo cuando llego a la parte delantera del negocio.
-Verás es que quería preguntarte... si... - dice, rápidamente un poco nerviosa.- Es que tengo un asunto de suma importancia con unos clientes que no puede esperar y no puedo dejar el negocio tirado, además de que tengo algo en el horno... de verdad... no te lo pediría si no fuera absolutamente necesario, sé que no te gusta salir, pero necesito que por favor vayas donde los Quant y le digas a Peeta que le pregunte a Pete si ya tiene el encargo que le pedí... que es para hoy, específicamente si puede venir ya se lo agradecería... - soltó directamente casi sin respirar. - Es que se me olvidó cuando mandé a Peeta por las frutas... qué torpeza de parte mía, en verdad que...
-¿Queda muy lejos el negocio? - interrumpo, cautelosa.
-No, para nada, cruzas la plaza, y diagonal a una librería por el camino del centro, encontrarás el negocio. - musita con cara resignada, como si ya me hubiera negado.- Pero si no...
-Bien... solo... solo necesitaré algo con lo que pueda taparme y no pueda ser vista. - la vuelvo a cortar, pero con firmeza esta vez. - Que pueda disimular.
La sra Ganger se queda en blanco un momento, pero luego asiente. - Bueno, sí... espera a ver qué consigo. - y sale de su vista momentánemente.
Con un saco holgado color marrón, y un algo deteriorado sombrerito de lana negro el cual sostiene gran cantidad de mi cabello, salgo a la luminosa luz de sol, en busca de mi destino. No puedo evitar preguntarme qué es lo que Clare necesita con tanta urgencia, para que recurra a mi ayuda cuando sabe que aún es difícil para mí salir y exponerme a la gente.
En cuestión de minutos, llego a lo que por fuera parece ser la frutería más colorida que haya visto en mi vida, stickers con dibujos de todo tipo de frutas, formando un patrón floreado alrededor de la gran ventana de vidrio que recorre el local, dentro localizo a Peeta que habla con un señor... el sr Quant y se ríe de algo que dice. Sonrío internamente al verlo tan relajado... deseando que en este momento me mirara y...
-¡Peeta! - prorrumpe una voz chillona saliendo de una puerta trasera. Grisella.
Sin esperar contestación, se lanza a sus brazos, uniendo sus manos detrás de su cuello. Aprieto los puños viendo cómo él le responde al abrazo, siempre amable, y la saluda cordialmente.
Decido que no puedo, ni quiero ver de esto más.
Entro por la puerta principal, haciendo sonar la campana que funciona como timbre, captando la atención de todos los presentes. Mi mirada se dirige a Peeta, que me mira totalmente sorprendido, claro, que iba a pensar él que yo algún día iba a salir fuera de las mismas paredes que diariamente veo. Le dedico una mirada un poco dura, al ver por el rabillo de mi ojo cómo Grisella aprieta un poco más su brazo, él frunce el ceño, no comprendiendo nada y se dispone a hablar, pero lo interrumpo.
-Buenos días sr Quant, - saludo con un asentimiento.- Grisella.- digo por cortesía.
-Buen día Katniss, ¿qué te trae por aquí? - dice el hombre de piel bronceada con una mirada también un poco sorprendida, definitivamente que yo salga a la calle es todo un acontecimiento.
-En realidad vengo por Peeta. - y lo miro, sin expresión. - Un mensaje de Clare. - él asiente, comprendiendo, y se desprende del agarre de Grisella, dando unos pocos pasos hacia mí. Hace el amago de coger mi mano pero la quito antes disimuladamente, en este momento mi humor no es el mejor, y él lo nota.
-Hey. - dice cuando está frente a mí. - ¿Estás bien?... ¿pasó...?
-Clare dice que por favor le digas al sr Quant que si tiene el encargo que ella le mandó... y que si es así que se lo mande directamente. - lo corto antes de que pueda decir algo más.
-Uh-ah... bueno. - dice con el ceño fruncido, para después mirarme escrutadoramente. - Katniss qué...
-Está bien, nos vemos al rato.- lo interrumpo de nuevo con una sonrisa floja, y me vuelvo hacia el sr Quant. - Que pase una buena mañana sr Quant, Grisella. - me despido rápidamente con un asentimiento cuando siento las miradas penetrantes de todos en la habitación.
Camino por las calles lo más deprisa que puedo sin ser vista, al menos eso creo ya que por el rabillo de mi ojo veo cómo todas las personas me ignorar haciendo sus deberes diarios. De repente ralentizo el paso meditando y pienso... ¿acaso estoy huyendo?... no, claro que no pero... y... qué tal... si... es así... ¿de qué? Detengo esta línea de pensamiento velozmente. Claro que no estoy huyendo. Simplemente no quería estar ahí más porque... pues porque aún tengo bastantes oficios que hacer en la panadería y no quiero que se me acumulen. Sí.
De vuelta en el negocio, ayudo a George a cortar unas verduras mientras él tararea una vieja canción a la vez que revuelve un caldo.
-Oh Katniss querida... tú y yo casi nunca hablamos... a menos que sea de comida. - y se ríe de su propio chiste, rascándose con su mano libre su barba gris. - Pero aprovechando que estamos aquí y no tan ocupados, además el día luce glorioso, ¿no crees? - no espera a que conteste. - Y... ¿cómo estás? - dice mirándome, risueño.
El sr George y su mundo aparte, siempre en algún lugar entre las nubes, admiro eso de él, nada ni nadie puede nunca perturbarlo. - Bien. - respondo seca, pero sonriendo levemente ante su obvio interés.
-¿Eso es todo? - inquiere, curioso.- No creo que una joven bella e inteligente como tú sea todo lo que tenga que decir... Venga cuéntame algo... este viejo anciano está necesitado de nuevas historias.
-En realidad no tengo nada que contar. - respondo en voz baja, obviando decir que tal vez sí las tenga... pero ninguna feliz.
-Pues no lo creo.- declara firme. - Sé que estás llena de historias querida mía... es que no me quieres contar. - responde ahora luciendo un poco herido.
Antes de que pueda abrir la boca, Clare entra en la habitación.
-Buena, vaya... parece que alguien por una vez está aquí en el planeta tierra. - dice Clare, mirando jocosamente a su marido.
-Para que sepas querida esposa mía, yo siempre estoy aquí en la tierra... es sólo que no me quieres ver. - responde en broma.
-Eso no es cierto, yo siempre te veo. - declara Clare seriamente, pero con el brillo en sus ojos que delata toda la ternura que le tiene. - Y tanto te veo, que te traigo las medicinas...
-Ugh, las dichosas medicinas... - dice poniendo cara de asco. - No te acuerdas que el doctor dijo que no era...
-Él dijo. - lo interrumpe. -que eran una precaución, así que te las vas a tomar, te guste o no.
El sr Ganger accede, tomando las pastillas y alejándose por el pasillo, musitando. - Mujeres, todas son unas tercas.
Clare rueda los ojos, poniendo sus manos en sus caderas.
-No sé que haría él sin mi. - dice arrogantemente.
-Opino igual. - respondo, volviendo a cortar lo que queda de las verduras.
Esa noche en mi habitación, sola, me cambio a mis pijamas dispuesta a irme a dormir... sin Peeta.
No me sentía muy bien, y decidí irme más temprano del negocio sin avisarle nada a Peeta ya que en ese momento estaba haciendo unos mandados, por lo que me devolví sola, con ganas de simplemente acostarme.
En realidad, no me he sentido bien en todo el día y curiosamente empecé a sentirme así desde que fui a la frutería en la mañana... Una especie de... picazón, se ha acumulado en mi cuerpo y por alguna razón sé que tiene que ver con Peeta y Grisella. No puedo evitar sentir un poco de rabia, a la vez que no tengo idea de porqué. Rabia hacia Grisella por abrazar a Peeta, rabia hacia Peeta por regresarle el abrazo... yo diría que hasta una rabia en general... por pensar precisamente eso sin quererlo para nada.
Es por eso que me vine más temprano, me metí a la cama, e incluso cerré la puerta de mi habitación en aras de que cuando Peeta llegue, sepa captar la indirecta.
No tuve suerte.
En cuestión de minutos, sentí a Peeta acomodarse a mi lado. Casi instintivamente, puse unas cuantas pulgadas de distancia entre nosotros pero tratando de simular sueño. Y al parecer funciona ya que se queda quieto en la cama, soltando un largo suspiro. Después de un tiempo empiezo a dormirme de verdad ignorando el hecho de que Peeta se movía varias veces inquieto, hasta que siento su aliento pegándome en la cara.
-Katniss... - susurra muy cerca de mi rostro.
Su aliento a canela me devuelve a mis sentidos mientras abro los ojos lentamente. Cuando lo hago, pego un respingo al notar realmente lo cerca que está, alejándome un poco de él.
-Hey... tranquila, no pretendía asustarte. - dice después luciendo un poco decepcionado.
-Umm-ah... no pasa nada. - digo con voz seca y un poco ronca, volviendo a cerrar los ojos para dormirme de nuevo.
-Katniss por favor dime qué te pasa. - susurra de nuevo, esta vez sonando levemente desesperado.
Abro los ojos nuevamente ante su tono. - No me pasa nada. - le aseguro, aunque en el fondo yo sé que eso no es verdad.
-Mentirosa. Has estado todo el día evitándome, ¿hice algo que te molestara?
-Nada Peeta. Hoy amanecí así y ya, vamos a dormir. - lo corto empezando a impacientarme.
De repente me toma del rostro, y me obliga a mirarlo directamente al pozo de sus ojos azules. - Quizá... ¿tiene Grisella algo que ver en tu humor? - inquiere taladrándome con su mirada. No puedo evitar encogerme ante su coraje al preguntarme esto.
-Admito que Grisella no me cae bien, ¿contento? - respondo directamente. - Y tampoco es que yo le caiga de maravilla. Ya te habrás dado cuenta. Claro, cómo no te habrás dado cuenta si pasa todo el día tratando de estar a tu lado como pegamento.
De repente Peeta suaviza su mirada y una sonrisa tira de sus labios. -Estás celosa. - afirma.
Abro los ojos desmesuradamente, sorprendida ante su descaro. Celos... ¿yo? Jamás en mi vida he sentido yo algo parecido... De repente recuerdo los segundos Juegos, cuando Johanna Mason subió al ascensor y empezó a desnudarse en frente de todos... bueno, pero allí era diferente. Todo era una actuación y nada importaba...
Regresando al presente aún así me sorprende la agudeza de Peeta al atreverse no a preguntarlo siquiera, sino a afirmarlo directamente.
-Claro que no estoy celosa, ¿de qué tendría que estarlo? - respondo algo a la defensiva. - Tú eres libre de hacer lo que quieras.- esa última parte me costó un poco decirla... con suerte Peeta no lo notó.
- ¿En serio? ¿o sea que me darías tu aprobación si por alguna razón invito a Grisella a salir? - inquiere, aún sonriendo.
-No necesitas mi aprobación. - digo, con todo el esfuerzo del mundo.
-Oh bueno... - dice, soltando su agarre en mi rostro y corriéndose a su lado de la cama. - Ahora lo sé. - añade crípticamente.
-¿Qué es lo que sabes?- pregunto de repente nerviosa de que en verdad quiera invitar a Grisella a salir.
-Sólo lo sé.- y me da una última mirada en la que lo más destacable es ese brillo en su mirada que tanto me gusta. Se da vuelta en la cama, dándome la espalda, dispuesto a dormirse.
Al parecer, esta noche no tendré sus brazos para cobijarme.
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Fuente: Tumblr
Notas: Bueno, jajaja intriga, intriga... ¿qué es lo que sabe Peeta? wuajaj! y nuestra Katniss está celosita... pero no lo admite jajaj tan terca ella siempre verdad?
En fin, ¿qué les pareció el capi? espero que no haya sido demasiado tedioso, pero era necesario... pronto se viene la acción jaja
Como siempre, espero INMENSAMENTE QUE LES HAYA GUSTADO! perdonen la terrible espera a aquellas personitas que podían estar al borde de la desesperación jaja, este capitulo va para ustedes, SON LOS MEJORES!
En fin, lo que quería decir y que en verdad no me gustaría decir es que no habrá capítulo nuevo hasta lo que probablemente será finales de septiembre o comienzos de octubre, sé que en general publico tarde, pero esta vez aviso porque en verdad no sé cuánto tiempo me demoraré, aspiro y que sea cuando les dije anteriormente... la razón? pues estoy finalizando semestre y estaré en exámanes finales, por lo que necesito meterme de lleno si quiero aprobarlo todo. De nuevo, espero que me disculpen, pero les digo que si saco algún tiempito libre, será para adelantar la historia :)
Buenoooo, espero que la pasen muy bien, si tienen un comentario o sugerencia, estoy abierta a opiniones, por ahí leí que un blog se alimenta de sus comentarios... Aunque que conste que a mí me basta con saber que me visitan :)
Un abrazo grande y por supuesto...
Que la suerte esté siempre de vuestro lado