El resto del
día de ayer me la pasé entumecida, moviéndome mecánicamente para hacer las
cosas básicas, lo cual no fue tanto, pero sin embargo no recuerdo que haya
hecho algo que valga la pena mencionar. Después de la llamada del doctor
Aurelius, mis fuerzas se esfumaron y sí, pensé muchas veces en ir en busca de
Peeta pero al final mis piernas cedieron y me derrumbé en el sofá de la sala de
estar, a esperar que anocheciera.
Fue tan difícil volver a dormir teniendo en
cuenta que la noche anterior había tenido a Peeta a mi lado, abrazándome. El
frío de su ausencia hizo que las pesadillas invadieran mi sueño apenas lo había
conseguido así que me desperté sudorosa, tomé un poco de té y pasé lo que
quedaba de la noche recostada en la cama a la espera de un sueño, que nunca
llegó.
El sonido de
los pájaros por mi ventana es suave, la mañana apenas comienza por lo que me
cambio por ropa para pasar el día y me acomodo el cabello en una trenza. Al
echarme un vistazo en el espejito del baño veo las bolsas debajo de mis ojos y noto
que mi expresión luce cansada. Decido primero pasarme por la casa de Haymitch
para ver su estado aunque ya sé cómo será; sin embargo quiero asegurarme de que
sigue vivo, porque no he tenido noticias de él. Salgo no sin antes llenarle en
un cuenco un poco de leche a Buttercup para cuando aparezca; ya que me desperté
y no lo encontré, debe estar en busca de presas por los alrededores.
Cuando estoy
por los escalones que conducen hacia la puerta de mi ex mentor, advierto que
está entreabierta, ¿habrá alguien? ¿se le habrá olvidado cerrarla por la noche? No, no creo,
puede que esté muy borracho pero no creo que olvide cerrar la puerta. Debe ser
que salió por un momento y luego regrese. En todo caso avanzo para asegurarme
de que no pasa nada, por lo que cuando estoy en la entrada y veo que no hay
ningún movimiento extraño, me doy la vuelta…, sin embargo algo me detiene. Son
voces, sí. Y provienen del interior. Son bajas, deben venir de la cocina o el
patio…, de igual modo entro, vine para ver a Haymitch así que eso es lo que
haré. Al ingresar y estar a unos cuantos pasos de la cocina, distingo las
voces.
-Escucha,
chico, tienes que tranquilizarte, ¿bueno?- es Haymitch, por el tono de su voz
no parece que esté tan ebrio.- No exageres, el doctor te aseguró que no
volverías a atacarla, y yo tampoco creo que lo hagas, ¡por favor, si se te nota
que…- deja la frase en el aire, yo vagamente me pregunto qué quería decir, pero
me distraigo al pensar en la otra persona, el interpelado, obviamente debe ser
Peeta, todo apunta a él, y no me equivoco.
-Pero pude
hacerle daño, Haymitch, no debí acercarme tanto… - dice Peeta, con voz
apagada.- No sé ni por qué tuve que venir al 12, pude quedarme en el Capitolio
o en donde sea…
-Éste es tu
hogar.- responde Haymitch sin vacilar.- Y aunque no es el mismo lugar de
siempre y ni tú, ni yo somos los de siempre, aquí es donde pertenecemos, no
importa donde estemos, siempre nos vamos a sentir por fuera, al margen, porque
no estamos donde deberíamos.
Me sorprende
escuchar la firmeza de Haymitch, parece que las palabras más sabias las saca a
relucir en momentos como éste.
-Lo sé… si
Katniss no estuviera aquí, tal vez las cosas estarían mejor…, pero no sé…,
sería como si me faltara algo si fuera así…-dice esto último bajando la voz
mientras yo siento cómo una sonrisa va apareciendo en mi rostro lentamente.- No
quiero herirla, Haymitch, tú muy bien lo sabes, y si permanezco cerca, sé que lo
haré. Ayer no sé ni cómo pude contenerme…, lo sentí venir, estuve a punto…
-¿Qué más te
dijo el doctor?- pregunta Haymitch calmadamente.
-Que por lo
pronto no me acerque tanto, y que me distraiga saliendo por ahí u horneando
panes, lo normal que hago en mi tratamiento.
-Umm, ¿y no
has vuelto a sentir ningún síntoma del secuestro en lo que corrió del día de
ayer y hoy?
-No.
-Ya veo…
-Ella me
tenía miedo… Lo vi en sus ojos en los segundos que estuve consciente de mí
mismo.- su tono de voz disminuyó y aunque no puedo ver su rostro, sé que ha
bajado la cabeza, decaído.- Por eso es que no ha ido a verme, me tiene
miedo..., sí, lo mejor sería que se alejara de mí.- se oye un suspiro, sin
embargo no sé de quién. Pasan algunos segundos cuando de repente escucho pasos
aproximándose hacia donde estoy y yo mentalmente ruego que no se dirija hacia
acá, que no, que no…
-Te veré en
un rato, Haymitch, iré al mercado a comprar algunas cosas, ¿quieres algo?- dice
Peeta desde el umbral de la cocina, bueno, creo que desde el umbral, sin
embargo no me quedo a escuchar que responde Haymitch, si no que salgo lo más rápida
y sigilosa que puedo para que no levante sospechas.
Afuera la
mañana se ha teñido de azul suave, corre un viento leve que agita los no muchos
árboles alrededor, el césped luce espléndido a la pálida luz del sol por lo que
respiro profundo y con un último vistazo hacia la casa de mi ex mentor, camino
a grandes zancadas hasta la mía.
Cuando estoy
dentro, advierto un sonido en la cocina, así que de nuevo camino lentamente y
cuando me asomo en el marco mi inquietud se disipa. Es Sae. Está preparando el
desayuno.
-Buenos
días, Sae.- saludo ya más tranquila, definitivamente andar a hurtadillas me ha
desatado los nervios, avanzo los pasos hasta la mesa y me siento.
-Buenos
días, Katniss. Pensé que estabas acostada.- dice aún de espaldas a la mesa,
preparando lo que sea que hace.
-Umm, sí,
salí un momento a respirar aire fresco…- respondo, pensativa. ¡Peeta cree que
no he ido a verlo porque le tengo miedo!, exclamo dentro de mi mente, furiosa.
Y yo que pensé que solo necesitaba un tiempo a solas.
-Bueno pues
hoy el día se ve glorioso así que te entiendo. Bien, aquí tienes.- dice
poniendo en frente de mí un plato de patatas fritas con tocino y en un lado,
pequeños trozos de pera, manzana y fresa. Mi estómago ruge reclamando la comida
así que de momento olvido mi rabia.
Cuando estoy
satisfecha, tomo un vaso de zumo de naranja que Sae puso sobre la mesa,
descansando entre trago y trago para que me baje el desayuno. Me paro de la
mesa y mientras recojo los platos sucios, Sae se despide rápidamente, me desea
un buen día y se retira. Bueno, ojalá este día termine bien al menos, o eso
espero; puesto que ya tengo claro lo que haré. Termino rápidamente de organizar
la cocina y reviso que todo esté en orden.
Antes de
pensar bien lo que hago, salgo directo hacia la casa de Peeta.
Cuando llego
a la entrada toco la puerta, y la toco de nuevo, pero nadie responde. Después
de varios golpes más, me rindo y me tiro en las escaleras de entrada, no me
queda más opción que esperar a que regrese ya que no pienso irme sin antes
hablar con él. Los minutos pasan y cuando creo que no volverá, al menos no por
ahora, escucho débilmente unos pies arrastrándose. Levanto la mirada que tenía
fija en el suelo y lo visualizo a unos 10 metros más o menos. Sin embargo no me
ha visto, tiene sus ojos concentrados en la grava y de igual modo no es que yo
esté en una posición demasiado visible.
Cuando está
solo a unos pasos, levanta la mirada y cuando me ve, abre mucho los ojos.
-¿Katniss…?-
empieza incrédulo, pero no lo dejo acabar.
-No te tengo
miedo.- digo con voz firme.
-¿Que qué?
¿A qué te…?- prosigue, pero lo corto.
-Que no te
tengo miedo. Estás muy equivocado. Sí, admito que por un momento lo sentí, pero
yo sabía que no me harías daño. Y sé que no lo harás. No me preguntes cómo,
solo lo sé.- respondo mirándolo fijamente. Me levanto de donde estoy para
afirmar más lo que dije.
Se queda un
instante procesando lo que le acabo lo que decir, hasta que una expresión de
entendimiento cruza su rostro. Ya debió de deducir que escuché su conversación
con Haymitch, sin embargo eso es lo menos que me interesa, frunce el entrecejo
y me preparo mentalmente para lo que dirá, posiblemente el reproche.
Bueno vengo de rapidez por lo que hoy no hay notas, sólo espero que les haya gustado y comenten cualquier inquietud, opinión etc :)
Y que la suerte esté siempre, siempre de vuestro lado .|||.
esta muy bonita la historia, me gustaría que subieras el siguiente capitulo, me quede con ganas de leer mas!!!
ResponderEliminarGraciaas!
EliminarJajaj muy pronto :)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
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