Hoolaa leeectoress! Hoy por fin con el huidizo capítulo 16. Pero ya se acabó la espera. Le faltaban varias cosas la verdad, y no quería publicarlo así, espero que el resultado les guste. Recuerden que es la segunda parte del capítulo anterior, así que tal vez les parezca este un poco más corto. Sin embargo espero disfruten de la lectura :)
Está pasando. Peeta acerca milímetro a milímetro su
rostro al mío. Puedo ver sus ojos azules, esperanzados, ansiosos y nerviosos,
pero sobre todo llenos de un sentimiento que creí jamás volvería a ver. ¿Es
esto verdad? Después de tanto tiempo…
Sus labios se posan encajando a la perfección con los
míos, no hace ningún movimiento, ni siquiera siento su respiración, simplemente
es un roce, pero un roce que pone a latir mi corazón de una manera que nunca ha
latido. De todas las veces que me ha besado, esta vez es tan distinto.
De
repente se separa de mí, como medio alterado, casi como todo hubiese sido un
sueño y se haya despertado repentinamente para encontrarse con la realidad.
-Katniss… Yo… Lo siento.- Y sin decir más sale por la
puerta de entrada.
Quisiera ir tras él, pero ¿qué le diría? Una rara
sensación me embarga y yo me quedo quieta en la misma posición, aun sintiendo
el calor que dejó su roce en mis labios. Fue increíble. Y extraño. Pero se
sintió… bien. Es la primera vez que me besa así, sin gente a la que tener que
convencer de un romance, sin presiones ni obligaciones. Y tengo que admitirlo…
Extrañaba sus labios, los añoraba, aunque haya sido un solo roce.
Me sorprendo pensando en esto.
Por más que todo haya sucedido y me haya gustado, no sé
por qué me ha traído recuerdos del pasado…, y no muy agradables. Sin querer, me
veo de nuevo en el Capitolio, en manos de toda esa gente sin escrúpulos,
obligando a niños y jóvenes, a asesinarse los unos a los otros. Sin compasión.
De repente todo el peso de lo que hice antes, durante y después de los juegos
cae sobre mis hombros, obligándome a cerrar los ojos y tratar de concentrarme
en algo distinto. Imposible, ahora estoy aturdida. Toda esta mezcla de
pensamientos y emociones confusas me causan un mareo extraño. No puedo pensar, sólo
sé que no quiero imaginar a Peeta de esa manera, esa manera que me recuerda
tanto al pasado. Las lágrimas se acumulan rápidamente bajo mis párpados, pero
¿lágrimas de qué? Qué confuso.
Dejo que el tiempo transcurra y simplemente, pienso lo
que le diré cuando regrese.
No es que no quiera… Es que no sé, no me siento en
condiciones de iniciar nada entre los dos. Aún es muy pronto para todo… No sé
si en realidad quiero estar con él, siempre me imaginé pasando mi vida sola,
todo este cambio es… difícil. Pero sobre todo… Tengo miedo. Miedo de mis sentimientos,
miedo de mí misma, y por lo que pueda pasarnos a los dos, otra vez. La coraza
que he construido desde cuando era una niña escuálida y muerta de hambre sigue
ahí. Haciéndome incapaz de relacionarme de una manera un poco más profunda con
él. Al menos… no aún. Eso creo.