martes, 27 de enero de 2015

Chapter 16


Hoolaa leeectoress! Hoy por fin con el huidizo capítulo 16. Pero ya se acabó la espera. Le faltaban varias cosas la verdad, y no quería publicarlo así, espero que el resultado les guste. Recuerden que es la segunda parte del capítulo anterior, así que tal vez les parezca este un poco más corto. Sin embargo espero disfruten de la lectura :)



Está pasando. Peeta acerca milímetro a milímetro su rostro al mío. Puedo ver sus ojos azules, esperanzados, ansiosos y nerviosos, pero sobre todo llenos de un sentimiento que creí jamás volvería a ver. ¿Es esto verdad? Después de tanto tiempo…

Sus labios se posan encajando a la perfección con los míos, no hace ningún movimiento, ni siquiera siento su respiración, simplemente es un roce, pero un roce que pone a latir mi corazón de una manera que nunca ha latido. De todas las veces que me ha besado, esta vez es tan distinto. 
De repente se separa de mí, como medio alterado, casi como todo hubiese sido un sueño y se haya despertado repentinamente para encontrarse con la realidad.

-Katniss… Yo… Lo siento.- Y sin decir más sale por la puerta de entrada.

Quisiera ir tras él, pero ¿qué le diría? Una rara sensación me embarga y yo me quedo quieta en la misma posición, aun sintiendo el calor que dejó su roce en mis labios. Fue increíble. Y extraño. Pero se sintió… bien. Es la primera vez que me besa así, sin gente a la que tener que convencer de un romance, sin presiones ni obligaciones. Y tengo que admitirlo… Extrañaba sus labios, los añoraba, aunque haya sido un solo roce.

Me sorprendo pensando en esto.

Por más que todo haya sucedido y me haya gustado, no sé por qué me ha traído recuerdos del pasado…, y no muy agradables. Sin querer, me veo de nuevo en el Capitolio, en manos de toda esa gente sin escrúpulos, obligando a niños y jóvenes, a asesinarse los unos a los otros. Sin compasión. De repente todo el peso de lo que hice antes, durante y después de los juegos cae sobre mis hombros, obligándome a cerrar los ojos y tratar de concentrarme en algo distinto. Imposible, ahora estoy aturdida. Toda esta mezcla de pensamientos y emociones confusas me causan un mareo extraño. No puedo pensar, sólo sé que no quiero imaginar a Peeta de esa manera, esa manera que me recuerda tanto al pasado. Las lágrimas se acumulan rápidamente bajo mis párpados, pero ¿lágrimas de qué? Qué confuso.


Dejo que el tiempo transcurra y simplemente, pienso lo que le diré cuando regrese.
No es que no quiera… Es que no sé, no me siento en condiciones de iniciar nada entre los dos. Aún es muy pronto para todo… No sé si en realidad quiero estar con él, siempre me imaginé pasando mi vida sola, todo este cambio es… difícil. Pero sobre todo… Tengo miedo. Miedo de mis sentimientos, miedo de mí misma, y por lo que pueda pasarnos a los dos, otra vez. La coraza que he construido desde cuando era una niña escuálida y muerta de hambre sigue ahí. Haciéndome incapaz de relacionarme de una manera un poco más profunda con él. Al menos… no aún. Eso creo.



Me preparo mentalmente para contarle todo cuando regrese, cómo me siento al respecto, darle todas mis explicaciones y que no se sienta mal ni tampoco herido. Jamás sería capaz de herirlo. Es simplemente cuestión de tiempo y de poner en perspectiva mis prioridades y no sé…, de adaptación. Es mi único gran amigo y no quiero arruinar nada.



Es tarde. Muy tarde. Empiezo a preocuparme, caminando de un lado a otro en mi habitación. Me la he pasado pensando en qué dirá… Tal vez: “Katniss, después de todo lo que ha pasado, aún sigo enamorado de ti y quiero iniciar algo…” o “…Katniss, por favor, permíteme acercarme a ti y poder empezar a conquistarte de la manera correcta…
Me asusta este pensamiento, no quiero rechazarlo… pero es lo mejor.


Bajo a la cocina por un vaso de agua y mientras la tomo, me quedo sentada en una de las sillas alrededor de la mesa del comedor. Cerca de la encimera de mármol hay destapada una canasta de panecillos, supongo que de esta mañana cuando vino y los trajo del restaurante y panadería de los señores Ganger. Se me antojan así que me levanto y recojo uno, comiéndomelo hasta el final. Me pregunto dónde estará… Para evitar pensamientos que me alteren, regreso a mi cuarto y trato de volver a dormir, tal vez esté trayendo la comida para la cena y ese es el motivo de su demora.




“-Katniss… Yo… Lo siento…- y se aleja.
-¡Peeta! ¡Nooo! ¡Ven! ¡Quédate aquí conmigo por favor!- lágrimas se derraman por mi rosto, lágrimas desesperadas, he perdido el control totalmente de mí misma, estoy atada al sillón verde oliva con unas extrañas cuerdas que lastiman dolorosamente mis muñecas y Peeta se ha marchado sin más, dejándome sola y aunque me moleste decirlo, sedienta de más besos…- Peeta, te necesito…- sollozo en voz baja. Mi pecho sube y baja profundamente pero agitado con los horribles gritos que doy de vez en cuando. Me encuentro totalmente amarrada al sillón, ni siquiera me había dado cuenta que mis piernas también están atadas y un hilillo se sangre corre por mis tobillos debido a la brusquedad de mis movimientos. Pero no me importa, ya nada me importa si Peeta no está aquí. Las lágrimas siguen derramándose sin control y mi cuerpo sigue tratando de liberarse de estas ataduras.-¡Peeta regresa! ¡no me abandones como todos los demás…!- imágenes de Prim, mi patito, inundan mi mente y me obligan a gritar más fuerte. También llega a mi mente mi mamá, ella también me abandonó, por muchas cartas que me haya enviado… no tapan lo que en verdad hizo, abandonarme. El vacío en mi pecho es tan grande, y el dolor se va acumulando más y más que no me queda más que explotar en un grito perturbador.- ¡PEETA!- espero que entre de nuevo por la puerta, y espero…

Pero Peeta está allá afuera, puedo verlo por la ventana, está de perfil y se ha puesto su saco azul oscuro, está hablando con alguien, y el viento está corriendo fuerte, haciendo revolver su pelo rubio ceniza. Me ignora totalmente, haciéndose el sordo, porque sé que me escucha. Su desprecio duele en lo más profundo de mi ser, y más cuando lo veo charlando alegremente con quienquiera que sea. El tiempo pasa y pasa, minutos o segundos, no estoy segura, pero la tortura sigue, mi garganta ya arde mucho, ronca de tanto gritar. Mi vista se ha tornado borrosa, una mancha negra cubre mis ojos, o la habitación es una mancha negra toda ella, no sabría decir. Siento que ha llegado mi hora. Echo un último vistazo por la ventana y veo a Peeta riéndose lo más de contento, casi como si supiera lo que estoy pasando y se burlara, pero sé que no es una burla, es su risa natural, agradable, hermosa, llena de vida, y feliz.

De repente siento sangre hirviendo corriendo por mis venas, la rabia y el rencor apoderándose de mi ser, instándome a llorar aún más fuerte, retorciéndome sobre mí misma e hiriéndome demasiado en el proceso porque… porque… Con la única persona que me gustaría que se riera de esa manera tan feliz…, es conmigo…”



Me despierto sumamente agitada, tengo los ojos llorosos, y hasta estoy temblando. Ese sueño ha sido tan real. Tengo los pelos de punta. Es abrumador. Incluso siento a mi corazón latiendo lleno de pérdida. Como si en verdad hubiera perdido a Peeta.

¡Peeta!

Me levanto y corro escaleras abajo, casi cayéndome al darme cuenta que ya es de noche. Echo un vistazo en la sala pero no hay nadie, corro por el pasillo escuchando unos ruidos provenientes de la cocina. Pero me quedo paralizada justo en el umbral.














Notas: No hay mucho que decir, sólo que espero que les haya gustado, perdonen la tardanza, el próximo capítulo ya lo estoy preparando.


Que tengan una buena semana :) por cierto, espero sus comentarios, si quieren dar su opinión al respecto.

Y que la suerte esté siempre de vuestra parte.








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