HOLA DE NUEVO! HAY ALGUIEN POR AHÍ? SI ES ASÍ...
sorrysorrysorry, como siempre yo de impuntual u.u
PERO BUENO, YA UDS SABEN... EEEEN FIN, HOY CON UN NUEVO CAPI YEAH!
NO PODÍA DESPARECERME ASÍ COMO ASÍ... Y MENOS AÚN A DÍAS DEL ESTRENO DE NUESTRA PELI<3 hablando de eso... adivinen quién ya tiene boletas para el pre-estreno (sonrisa maquiavélica) CHAN CHAN!
NO PUEDO ESPERAR A POR FIN VER LA PELI... HASTA SUEÑO DESPIERTA JAJAJJA
Pero bueno, dejémosno de cursilerías y vayamos a lo que es... el capítulo.
Aunque hay poco que decir, sólo que es algo más corto que los anteriores, pero diría que con una carga emocional más alta... juzguen uds :)
Ya saben si no recuerdan o algo... lean los capis anteriore!
ENJOY!
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Las sombras de la noche recrean un ambiente oscuro en
la habitación. La titilante luz blanca del pasillo no es de gran ayuda,
generando un aspecto tétrico a la situación en general. Curiosa cosa en verdad,
pues es justo como podría describir la emoción que me recorre justo ahora. El
agujero en mi pecho es una vez más abierto, sacando a la luz heridas que creí
por un momento olvidadas, qué tonta.
Me quedo mirando sin mirar un punto fijo enfrente de la
pared impolutamente blanca, justo donde la sra Ganger había estado sentada unos
minutos atrás. Por mi mente pasan la infinidad de muertes que vi, que sentí y
lamenté. Cada una de ellas marcando una lista que con cada nombre que se
anotaba, hacía de ese agujero mucho más grande que antes, creando un vacío en
mi interior.
Y es que, Katniss Everdeen, el sinsajo, el rostro de la
revolución había sido testigo de muchísimas muertes, con cada una de las cuales
se sentía culpable, puesto que de algún modo u otro, ella estuvo involucrada,
conscientemente o no. Unas dejaron huellas profundas que otras, eso sí, pero de
igual manera no lo hacía distinto. Era una persona menos y es todo lo que
importaba.
El ruido lejano de pasos y voces, me sacan de mi
ensoñación, junto con el leve susurro de sollozos y pequeños grititos de
personas que probablemente estén pasando por momentos difíciles… Después de
todo es un hospital y no todo son sonrisas. A mi campo de visión llega una
temblorosa sra Ganger, sosteniendo un vaso de agua en sus arrugadas manos, sus
ojos están rojos e hinchados, y por sus mejillas se alcanzan a distinguir las
líneas desparramadas de lágrimas. Una enfermera está a su lado tratando de
tranquilizarla, diciéndole que todo estará bien, que no pierda las esperanzas,
que nada es imposible.
Me pierdo nuevamente en esa última línea… Nada es
imposible. Quisiera levantarme y refutarle, pero mis fuerzas físicas no me dan.
Porque muchas veces he pensado yo eso; que nada es imposible. Sin embargo, la
vida se ha encargado de darme una bofetada en la cara y obligarme a pensar
negativamente, a quitarme toda posible esperanza de que algo puede ser mejor.
Es por eso que ya no confío. La esperanza de que George
vuelva de ese limbo en el que está se desvaneció en el momento en que caía sin
fuerzas en mis brazos.
Sin embargo, una vocecita en mi mente, esa que con
tanta fuerza quiero acallar, me dice que sólo es un método de defensa, que en
realidad sí espero que él despierte y vuelva a nosotros, pero que me obligo a
pensar así para que cuando ese posible golpe llegue, no sea tan duro. Que
espero que se levante de nuevo con su alegre sonrisa y su diente de oro, que
venga a animar con sus bromas o por el otro lado con sus comentarios que nada
tienen que ver con algo en concreto. Que espero que abra sus grandes ojos para
así poder contarle esa historia que tantas veces me había insistido.
Porque sé que me desmoronaré en el momento que me
anuncien eso que esa vocecita tanto se esmera en ocultar y desmentir.
Porque ya ha sido demasiado y una muerte más me puede
llevar al borde del precipicio otra vez, pero esta vez sin retorno.
Porque no podré resistir que haya un nombre más anotado
en esa lista del agujero negro. No podré resistir esa pesadilla en la que todas
las personas que he visto morir me tiran una pala de tierra encima. No podré
con la culpabilidad. Porque sé que soy la culpable. De todas y cada una de esas
muertes… muertes de personas que me importan.
Si hubiera sido más rápida en la búsqueda de las
pastillas, o tal vez si hubiera gritado más fuerte alguien hubiera venido antes
de que todo se tornara en desolación. Pero no. Ni fui lo suficientemente
rápida, ni actué lo suficientemente eficaz.
Movimiento a mi derecha es captado por el rabillo de mi
ojo, y salgo de la rigidez de mi cuerpo al voltear mi cabeza y ver cómo la sra
Ganger toma asiento a mi lado, con sus ojos fijos en los míos. No sé qué es lo
que ve en ellos, pero de repente siento como alcanza mi mano y la sostiene
entre la suya, con una expresión indescifrable en su rostro. Sin pensarlo,
aprieto la suya en un intento de darle fuerzas; aunque sin saber por qué, es
como si me las estuviera dando a mí. Supongo que en momentos como estos es
cuando necesitas del apoyo de alguien, así como sabes que el tuyo es
necesitado.
El silencio cómplice es interrumpido por el sonido de
pasos acelerados a lo largo pasillo, pasos hacia nosotras. La pareja de
ancianos Quant rodean a Clare, con expresiones desesperadas en sus rostros, con
la sra Quant abrazando firmemente a Clare en un intento de consuelo. Puedo
escuchar palabras susurradas pero no veo expresiones en rostros porque he
bajado mi mirada, no queriendo ver caras entristecidas, caras que aún tienen
esperanza.
De repente alguien se sienta a mi izquierda,
precipitadamente agarrando mis manos sorprendiéndome brevemente, ya que al
mirar al pozo de ojos azules, sus ojos
azules, todo lo que mi expresión deja ver es… nada. No puedo sentir ni expresar
nada hasta que no sepa con certeza de una respuesta u otra. En este momento soy
una masa de carne y huesos en estado prácticamente vegetativo.
Pero Peeta como siempre ve más allá, y en vez de
retroceder y dejarme sola, que es precisamente como quisiera estar, por más
cálida que sea su presencia, aprieta su agarre y pone mis manos juntas en su
regazo. Dirijo mi mirada al frente de nuevo, sin enfocar nada. Alcanzo a
escuchar la molesta voz de Grisella, sólo que esta vez distingo un matiz triste
y lloroso, por lo cual dejo a un lado la aburrición que le tengo. En momentos
como estos, no hay lugar para rencillas y tontos celos.
Alguien se ofrece a traer té para todos después de unos
minutos de silencio, y va por ellos sin esperar respuesta.
Cuando la sra Quant ha regresado, fue ella la que se
ofreció a traer los tés, se dispone a entregarlos teniendo que sacudir un poco
a Clare para que la mujer reaccionara. Es en ese momento que una de esas dobles
puertas al final del pasillo se abre, dejando pasar a un hombre alto y con
raíces canosas en su pelo, vestido con una de esas batas blancas, típicas de
los doctores. Se acerca a paso lento a todos nosotros, y puedo sentir la
tensión que se acumula alrededor de la sala ante la inminente respuesta del
estado de George.
Una simple negación con su cabeza es suficiente.
El grito desgarrador de Clare rompe el silencio de todo
el espacio, erizando el vello de cualquiera que estuviera paseándose
tranquilamente a unos metros de allí.
Me siento desfallecer, y todo a mi alrededor se
emborrona sin poder evitarlo. Siento arcadas de repente pero resisto la bilis
al fondo de mi garganta. Cuando creo que me caeré de la silla, Peeta se
arrodilla ante mí y con cuidado inclina mi cabeza hasta colocarla en su hombro.
Recibo el contacto esta vez sedienta. Me refugio por unos instantes del mundo
ahí, en su cuello. Ajena al llanto de Clare y a los suaves sollozos de Grisella
y la sra Quant. Peeta acaricia lentamente mi espalda, sin duda creyendo que
estaría llorando. Pero la verdad es que no puedo hacerlo.
Me separo lentamente de su acogedor abrazo al escuchar
las palabras que intercambian el doctor y el sr Quant.
-… los casos que se han dado han sido pocos. La
neumonía es difícil de diagnosticar en estos tiempos, en especial en adultos. –
prosigue el doctor en tono profesional. – Una tos no puede confundirse con un
simple resfriado.
-¿Puedo verlo? – interrumpo intempestivamente su
conversación. Mi voz carente de emoción.
-No es el mejor momento señorita. – responde el doctor,
puedo notar que se sorprende al notar que no es nada más ni nada menos que
Katniss Everdeen hablándole. – Hay que seguir el protocolo del…
-No me interesa ningún protocolo. – me levanto de mi
puesto, mi voz esta vez amenazante. - ¿En qué habitación está?
El doctor al parecer intimidado por mi actitud, niega
con la cabeza, resignado. – En la 303. – suspira.
Sin esperar nada más dirijo mis pasos por el pasillo,
agradeciendo silenciosamente que Peeta no me haya seguido, no es él, es
simplemente algo que quiero hacer sola. Alcanzo rápidamente la habitación, con
el sonido amortiguado de los sollozos de Clare al fondo, sonidos que no hacen
más que aumentar la opresión en mi pecho.
Pierdo el poco aliento que me queda al visualizar a
George en esa cama que difícilmente luce cómoda. Su rostro pálido, una vez
lleno de vida, luce ojeroso y sus labios teñidos de un azul suave, labios
rodeados de esa barba que solía estar sucia de alguna salsa. Su brazo está
conectado a unos tubos, donde el único sonido que producen es un constante
pitido que interrumpe el silencio sepulcral de la habitación.
Con pasos temblorosos me acerco a él, temerosa de hacer
algún tipo de ruido mientras me agacho un poco para poder desconectar ese
pitido que me recuerda a cada segundo que pasa el estado del cuerpo a mi lado.
Me sitúo a su lado, tomando su mano fría entre las mías
débiles, mirando fijamente ese rostro que una vez mostraba la más contenta de
las sonrisas. Siento algo romperse dentro de mí al darme cuenta que no habrá
más de esas sonrisas, ni ese gesto que mantenía constantemente de estar a miles
de kilómetros del lugar… Decido concederle ese último deseo que muchas veces
decliné. No puedo digerir la idea de que parta totalmente de este mundo sin
escuchar algo… algo… de mí…
…En
lo más profundo del prado, allí, bajo el sauce,
Hay un lecho de hierba, una almohada verde suave;
Recuéstate en ellas y cierra los ojos sin miedo,
el sol ya salió y se encuentra en el cielo.
Hay un lecho de hierba, una almohada verde suave;
Recuéstate en ellas y cierra los ojos sin miedo,
el sol ya salió y se encuentra en el cielo.
Este
sol te protege y te da calor.
Las margaritas te cuidan y te dan amor,
Tus sueños son dulces y se harán realidad
Y mi amor por ti aquí perdurará.
Las margaritas te cuidan y te dan amor,
Tus sueños son dulces y se harán realidad
Y mi amor por ti aquí perdurará.
Empiezo a susurrar, cantando esa melodía… esa melodía
que le canté en su tiempo a Rue y a… Prim…
En
lo más profundo del prado, bien oculta,
Hay una capa de hojas, un rayo de luna.
Olvida tus penas y calma tu alma,
Pues por la mañana todo estará en calma.
Hay una capa de hojas, un rayo de luna.
Olvida tus penas y calma tu alma,
Pues por la mañana todo estará en calma.
No soy fuerte. Ya nunca más lo seré. Siento la primera
lágrima deslizarse, sin poder contenerla más tiempo, en algún punto mi voz se
rompe, pero me obligo a terminar.
Este
sol te protege y te da calor,
Las margaritas te cuidan y te dan amor.
Tus sueños son dulces y se harán realidad
Y mi amor por ti aquí perdurará.
Las margaritas te cuidan y te dan amor.
Tus sueños son dulces y se harán realidad
Y mi amor por ti aquí perdurará.
En este punto no pude soportar y un río de lágrimas
silenciosas corren por mis mejillas.
Una, una persona más… en el más allá.
Una persona que quiero.
Fuente: themarysue.com
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Notas: Bueno, eso fue, espero que lo hayan disfrutado, no sé si quedó muy bien todo lo que quería expresar... pero eso fue lo que me salió. Con cariño para uds :)
Espero tener pronto el proximo capi, en realidad es muy emocionante y ya quiero escribirlo, ojalá la universidad me lo permita u.u
PERO BUENO, ANSIOSOS POR EL DESENLACE DE NUESTRA PELI PREFERIDA...
YA ME PINTO LLORANDO Y NI SIQUIERA LA HE VISTO... Y ESE FINAL POR DEOS...
TAL VEZ ME INSPIRE MÁS CUANDO LO VEA CON MIS OJOS Y YA NO CON LA IMAGINACIÓN *suspira*
En fin mis queridos lectores... nos estamos leyendo, muy probablemente la otra semana para comentar reacciones y emociones sobre el final de THG<3
Un abrazo caluroso:)
Y pues como siempre...
Que la suerte esté siempre de vuestro lado.
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