viernes, 28 de noviembre de 2014

Chapter 15

Hola lectores! Buen viernes! Hoy saqué un ratito para venir y publicarles el capi que hace tanto debí subir. Un pequeño detalle: este capítulo está dividido en dos; de haberlo hecho uno solo me queda re-largo (de por sí lo largos que ya son). Espero que disfruten de la lectura :3 y también espero que no se enfaden con el final, por dejarlo tan... Bueno, lean y verán.










Llevamos alrededor de dos semanas en el 7 y todo ha estado bien hasta el momento. A Peeta le ha favorecido trabajar en aquella panadería y socializarse con otras personas que no sean sólo yo, últimamente ya no lo encuentro con esa mirada perdida que algunas veces mantenía. Trata de dividir su tiempo entre el trabajo y acompañarme en la casa, aunque yo lo echo de nuevo para que siga con su actividad. En cuanto a mí… Bueno, no puedo decir que la he pasado mal. Algunos días me levanto temprano en la madrugada y salgo a caminar por las calles aún desiertas, con la esperanza de no ser observada. En absoluto quiero alguna atención sobre mí, con la de Peeta me basta y me sobra, por lo que evito fervientemente contacto con gente extraña. Con los únicos que he entablado alguna relación amistosa ha sido con la pareja de esposos ancianos que conocimos gracias a aquel día en el que salimos por un estofado de cordero. La esposa del agradable señor resulta ser una persona igual de agradable que su esposo, con la diferencia de que ésta sí me reconoce, sí conoce mi pasado, lo sé por cómo me mira; una mezcla de compasión y a la vez de respeto, aun así, nunca ha comentado nada. Cada vez que salgo a éstas horas, ellos ya se han levantado ya que pueden verse los hilos de humo que se escapan por la chimenea de su humilde hogar. Cada vez que voy allí, me reciben con una taza de té de menta y nos colocamos a hablar de cosas en general; me preguntan cómo es el distrito, cómo es mi casa, e incluso tratan de convencerme que los ayude con la preparación de las comidas que venderán durante el día.

A medida que voy avanzando hacia su casa, repentinamente siento como si alguien me estuviera viendo desde algún rincón de la plaza… Quizá sólo sean alucinaciones mías, me digo, y alargo más las zancadas para llegar rápido. Al tocar el timbre, me abre el señor Ganger sonriente, a sabiendas de que sería yo.



-Buenas madrugadas, Katniss querida.- saluda él, cubierto de manchas en su rostro regordete y su barba gris.
-Buen día, señor Ganger.- respondo con una tímida sonrisa.
-Pasa, pasa, adelante.- se mueve del camino de entrada y yo avanzo nada más para encontrarme con el maravilloso olor de alguna especie de salsa que estará haciendo.- Mmmmm…- balbuceo, olisqueando el aire.- ¿Cuál es el menú de hoy?
-Chuletas en salsa de nueces, ¿qué te parece? Una nueva invención de mi parte.- exclama orgulloso.
-Sólo sé que tienes que guardarme un gran trozo.- todos nos reímos. En realidad, es una especie de doble negocio, el señor Ganger atiende un pequeño restaurante y la Sra. Ganger, se ocupa de la repostería, y de vez en cuando ayuda en la comida. Les va excelente, y a ahora que tienen a Peeta les ahorra bastante tiempo. Es un negocio ciertamente rentable, no hay locales que sirvan comida además de éste y otros dos que por lo visto, no les va tan bien como aquí. Pero, en verdad; ¿quién va a querer ir a comer a otro lado? La comida es exquisita.

Sé que es inusual en mí, ya que nunca he tenido así tantos ánimos, pero sin previo aviso, me pongo un delantal verde y me pongo a ayudar a la Sra. Ganger con la salsa. El mesón, ubicado estratégicamente en el lado lateral, está lleno de verduras, sazonadores, condimentos, aceites…, y bueno, instrumentos que no sabría nombrar. Ella me indica el modo de cortar los trozos, y al poco tiempo ya lo mantengo por mí misma.

El tiempo se me pasa volando que cuando volteo a ver el reloj, ¡un cuarto para las seis y media! No puedo salir cuando ya haya gente merodeando por los alrededores, así que me asomo y cuando veo, al menos no hay tantas, puedo pasar inadvertida. Me quito el delantal y voy por mi chaqueta, es entonces cuando se abre la puerta y entra un Peeta recién duchado con las mejillas sonrojadas y sus ojos azules profundos… Su mirada va directa a mi rostro y no puedo evitar sonrojarme. Me dedica una sonrisa antes de hablar.

-Buenos días a todos.-dice con su mirada aún fija en mí.- Pensé que ya te habrías ido Katniss.
-Umm, de hecho ya me voy.- digo mirando en dirección al señor Ganger.- La salsa quedará deliciosa, no olvide guardarme un gran tazón.
-Como siempre querida. Nos estamos viendo.- responde de espaldas a mí.
-Claro. ¡Hasta luego sra. Ganger!- alzo la voz ya que ahora está metida en el cuarto contiguo.- ¡Hice lo que más pude, espero que haya quedado bien!
-¡No te preocupes hija, que tengas un buen regreso a casa!
Me dispongo a caminar fuera cuando Peeta me intercepta.
-¿No quieres que te acompañe de vuelta? Sé que no te gusta que te vean, así…
-No, gracias. Quédate y haz tus cosas.- digo, dirigiéndole una media sonrisa.

Me coge la mano y la envuelve por un momento con la suya, gesto que ha cogido como costumbre en este tiempo.

-Vale. Pero igual, ya sabes que cualquier cosa… Me avisas e iré corriendo.
Estas palabras… Tan parecidas a las palabras del viejo Peeta, el Peeta que se moriría por mí…, me hacen ver que él no se irá en su locura. El viejo Peeta está allí, siempre a flote, dispuesto a todo por mí, siempre conmoviéndome, tal como ahora.
-Tranquilo. Estaré bien.- digo y le toco la mejilla con la mano que me queda libre.- Nos vemos pronto.

Nos alejamos el uno del otro, mientras yo siento como lentamente, algo raro y como cálido, se posa en mi pecho; la misma sensación que ya he sentido un par de veces antes…

Logro llegar a casa pasando inadvertida, y por la razón que sea, me pongo a arreglar la parte delantera de la casa, que luce abandonada y sin signo de vida. Las pocas matas que hay lucen decaídas y el resto de terreno está totalmente vacío, si no contamos la suciedad. Busco un balde de agua para regar las matas y después me dispongo a recoger la basura que decora la tierra para poder ararlo y que la superficie quede uniforme. Cuando se ve lo suficientemente decente, se me ocurre ir al bosque un momento para recoger diferentes tipos de plantas, y poderlas colocar en el terreno vacío. Así que me apresuro y salgo antes de que a alguien se le ocurra pasar. Sé que es tonto no querer que me vean, pero honestamente no lo prefiero por nada. La cuestión de la revolución aún no se ha acabado, es decir, quedan cenizas, sólo han pasado unos cuantos meses y lo único que yo deseo es que la gente que algún día me mire, simplemente siga su camino y no se atemorice, se enfade, o se intimide. Y eso puede tomar tiempo. Demasiado. Tal vez para siempre. Supongo que sólo debo superarlo y olvidarlo. Qué fácil, sí claro.

Mi visita al bosque es breve ya que quiero terminar mi tarea antes del mediodía. Me pongo unos guantes viejos que encontré en el patio trasero y me arrodillo a plantar las raíces una por una. Con toda la fuerza y el valor que reuní mientras estaba en el bosque, pude arrancar una sola prímula. Una prim. Ya que me ponía a temblar si arrancaba otras. Con todo el cuidado del mundo, ubico la flor en el centro del hueco que he hecho para su raíz, ubicado estratégicamente para que le dé el sol. Es increíble que haya sido capaz de hacer algo por lo cual me hubiera desgarrado unos meses antes. Pensar esto me da ganas de llorar, bueno, al menos hoy día es sólo llanto y no ataques de desesperación tal como en un momento pasado. Me quedo mirando la flor detenidamente, como esperando que se convierta en mi Prim mágicamente y así poder salir con ella, nuevamente con una sonrisa en el rostro, o ella haciéndome trenzas, o diciéndome las palabras correctas en el momento correcto, animándome, motivándome a ser capaz de poder volver a salir y disfrutar del mundo… Siento un nudo en la garganta, el que siempre siento cuando pienso en ella. Mis ojos lagrimean por lo que me alejo rápidamente de la escena y me escondo en la tranquilidad de la casa.






Al abrir mis ojos, una tenue luz azul me absorbe por completo. ¿Luz azul? ¿Qué? Los cierro nuevamente, dándome cuenta que estoy tumbada en el sillón de la sala, y muy cerca de algo o alguien que desprende un dulce aroma de canela y eneldo…
El rostro de Peeta se encuentra a varios centímetros cerca del mío, puedo ver de cerca sus facciones, sus cabello, su cuello, y concentrándome en su mirada, esa mirada luz azul tan llena de…

Es precisamente en ese momento, en el que lo único que deseo hacer es…, besarlo…









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Notas: Bueno, recordamos a nuestra Prim en el capítulo. Espero que no haya sido tan insensible respecto a eso. Del resto, como ven son personajes inventados, -Ganger- lo saqué del apellido Dollanganger, perteneciente a los hermanos del libro Flores en el ático que recientemente leí (reseña aquí) RECOMENDADO ESTE LIBRO! o bueno saga más bien! 
Volviendo al tema, el final quedó en el aire, pero ya saben que son dos partes, la segunda parte (capitulo 16) lo publicaré próximamente :P 

Sin más, ¿qué tal les pareció? Me encantará leer sus comentarios que con gusto responderé. Creo que todos mis lectores son fantasmas ya que ni dejan huella :c Pero bueno con que lean basta! :)
Que tengan un buen fin de semana y...



Que la suerte esté siempre de su lado.








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