¡¡HOOOOOOLAAAA MIS HERMOSOS LECTORES!! ¿CÓMO ESTÁN? EXCELENTE ME IMAGINO YO, EN VÍSPERAS DE AÑO NUEVO NO HAY LUGAR PARA TRISTEZA :D AL MENOS EN LO QUE CABE :P
EEEN FIN, COMO LO PROMETIDO ES DEUDA, ¡NUEVO CAPÍTULO!
RECIÉN SALIDITO DEL HORNO (DE HECHO LO TERMINÉ NO HACE NI UNA HORA :D)
AGRADECERLES A TODOS LOS QUE LEEN, SILENCIOSAMENTE O NO... YA PRONTO 10000 VISITAS ¡¡WOOW!! EN SERIO QUE NO ESPERABA TANTO PUESTO QUE ESTE BLOG NO ES DE LOS QUE ESTÁN CONSTANTEMENTE PUBLICANDO, DESAFORTUNADAMENTE... PERO WOW! ES UN LOGRO, AL MENOS PARA MÍ :D
QUÉ DECIRLES... EHH ESTE CAPI ESTÁ ALGO MÁS LARGO DE LO NORMAL, ASÍ QUE PREPAREN SUS TAZAS DE CAFÉ O TÉ PARA QUE LO DISFRUTEN MÁS :D
AH Y CLARO... SI NO RECUERDAN DE QUÉ VA LA COSA... ¿QUÉ ESPERAN? DENLE CLIC A LOS CAPIS ANTERIORES! A MENOS QUE TENGAN UNA MENTE MUY BUENA :P
Pero bueno, los dejo... a leer!
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Lo llaman funeral. Palabra adecuada ya que lo que se
respira no es más que emociones y pensamientos fúnebres. El Distrito 7 tiene
una manera peculiar de realizar este tipo de eventos, o tal vez no es sólo en
el distrito 7, puede que se hagan en más distritos, pero tal cosa no me puede
interesar menos.
Estamos en una especie de terreno llano, cubierto de
pasto y alrededor pueden distinguirse decenas de lápidas, grises y solitarias…
flores marchitas sobre algunas de ellas. Fugazmente me pregunto cuántas de ellas
pertenecerán a hombres y mujeres que lucharon en la guerra. Todas responde un lugar oscuro y sombrío
de mi mente, añadiendo un retorcijón más a la masa de nudos de mi estómago. Me
obligo a dirigir la mirada al frente, donde hay un amplio hueco rectangular en
la tierra, un hueco donde yace un George vestido impolutamente por un esmoquin
negro, con sus rechonchas manos enlazadas a la altura de su pecho. Una vez que
lo vi, allá en la sala donde estábamos en el hospital antes de venir aquí, no
pude evitar recordar aquella celebración de su aniversario, donde lo había
visto tan feliz y contento, en contraste muy fuerte a como lo veía ahora,
pálido, casi transparente pero aun así, con una expresión de paz en su rostro.
Sin embargo no pude quedarme a mirar mucho, ya que unos altos hombres entraron
a la sala, instando a todos a salir, para que pudieran acomodar bien al difunto
antes del viaje.
Volviendo a mirar más fijamente, noto la cara del
encargado de realizar la ceremonia, un señor que no puede pasar de los sesenta,
enfundado en un abrigo que puede ocupar dos veces su contextura. Lo que me
sorprende ver es que parece genuinamente triste ante la muerte del Sr Ganger.
Pronuncia cada palabra con una lentitud que a cualquiera puede parecerle
asfixiante, pero para todos los que están aquí, es simplemente el reflejo de lo
que sentimos todos nosotros. Dolor,
angustia y desolación.
Fijándome detenidamente en él, me llevo
irremediablemente a recordar la ceremonia que hicieron a los mineros caídos del
distrito 12, aproximadamente diez años atrás, y a su vez, a mi padre.
Recuerdo haberme parado
junto con mi mamá y mi hermana, y los demás familiares de los otros mineros
fallecidos, todos juntos y apretados en el palacio de Justicia, con la
presencia del alcalde y su esposa para darnos unas condecoraciones mientras un
hombre con rasgos duros y con la indiferencia pintada en su rostro daba un
discurso falto de cualquier emoción. Se podía ver en la cara del alcalde la
verdadera tristeza que le causaba el suceso, mientras que el hombre de negro,
como recuerdo haberlo llamado en mi mente, era la completa antítesis de lo que
reflejaba el alcalde.
Recuerdo… recuerdo el sonido de leves sorbidos y
sollozos a mi alrededor, mientras mi pequeña hermana se aferraba a mí, y mi
madre se abrazaba ella misma en busca de un calor que ya nunca más volvería a
sentir. Mi pequeña yo miraba al frente, aún sin creer lo que pasaba, aun con la
esperanza de encontrar a mi padre en casa, con una sonrisa en su rostro después
de un día particularmente bueno de caza.
Supongo que al no verlo enfrente de mí, tal como veía
al sr Ganger justo en ese momento, con los ojos cerrados como si estuviera
dormido, en mi mente significaba que todo en realidad era una broma, ya que si
mi padre no estaba aquí… eso quería decir que andaba por ahí, feliz y con vida,
aguardando por su familia. Cosa que resultaba totalmente creíble en la cabeza
de una niña de mi edad
Cuánto daría por ser una niña de ocho años de nuevo,
ajena a la maldad del mundo; de la tristeza y del dolor que causaba la pérdida
de algo o alguien… Alguien de tu familia…
Lágrimas no deseadas se acumulan en mis ojos, sí, no
deseadas, porque no he derramado ni una sola lágrima desde que estuve a solas
en esa habitación de hospital con George hace sólo un día, y no quiero volver a
llorar, porque internamente sé y estoy segura de que eso sería un boleto
directo al mar de oscuridad y tristeza en la que estuve justo después de que
acabara la guerra tantos meses atrás… Donde la vida no significaba ya nada.
Me retuerzo incómodamente en la silla de metal, viendo
con el rabillo de mi ojo a mis acompañantes. Lanzo un suspiro involuntario a
observar a Peeta, con una expresión de tristeza y preocupación en el rostro;
esta última por mí, yo supongo, ya que difícilmente he dicho dos palabras a
alguien, y la comida ha sido algo que ha estado muy lejos de mi mente en las
últimas veinticuatro horas. Noto que mueve levemente las manos, como
estirándolas o como si tuviera un tic, pero la verdad yo sé que es porque no
quiere nada más en estos momentos que sostener al menos mi mano, o rozar mi
brazo con el suyo, pero no lo hace porque al más mínimo intento, yo
disimuladamente lo he rechazado. En esos escasos momentos alcanzaba a ver por
el rabillo de mi ojo su expresión un poco dolida, pero lo tapaba rápidamente con
una máscara de tranquilidad. Algo dentro de mí se agitaba dolorosamente al
verlo, y las ganas de acercarme y abrazarlo me llenaban hasta el punto de
picarme las manos pero… pero honestamente las fuerzas me faltaban. Lo hacía, lo
hacía fervorosamente en mi mente, ya que no soy ajena a su sufrimiento por la
muerte de George, pero la parte egoísta solo quería alejarse y ocultarse con su
propio dolor. Con mi dolor. Y esta parte era la más fuerte ya que por ello, lo
que menos quería en este momento era contacto… me resultaba mal cuando lo único
que quería era irme y desaparecer para siempre.
Ver a Peeta en ese estado me incomodaba a más no poder,
por lo que seguí recorriendo mi mirada sólo para tensarme más al ver a Grisella
acurrucada al otro lado de Peeta con su cabeza enterrada en un lado de su
cuello. Mi mandíbula se tensó pero se alivió un poco al ver la cara manchada en
lágrimas de la chica, con el sufrimiento pintado claramente en su rostro,
mientras enfocaba un punto muerto enfrente de ella. Bueno, cada quién tiene sus
maneras de llevar su dolor… Lo dejo pasar por el momento y miro fugazmente al
sr y sra Quant, esta última sosteniendo a una llorosa Clare. Su cara me da aún
más ganas de llorar, al verla tan frágil, tan encogida en sí misma, pareciendo
diez años mayor de lo que es. Luce un vestido gris oscuro que acentúa las canas
de su cabello, pero lo que más me entristece es ver como en su mano derecha
sostiene un portarretrato que, supongo será una foto de ellos dos ya que la
tiene agarrada fuertemente en su pecho. La pérdida de un amor tan grande no
debe ser fácil de sobrellevar… sobre todo cuando era de ese tipo de amor puro y
sincero que se profesaban ellos dos. Por alguna razón mi mirada se dirige
repentinamente a Peeta… No… yo no podría con la muerte de él, en teoría… creo…
creo que me moriría con él. Trago fuertemente. Sabiendo con total seguridad que
eso sería mi total destrucción. Ni sé por qué estoy pensando en esto así que
enfoco mi mirada de nuevo al frente.
Llegamos a un punto donde el encargado de la ceremonia
llama a aquellas personas que quieran dedicarle unas últimas palabras a George.
El sr Quant es el primero.
-George Ganger era una gran persona. Gran hijo, esposo
y amigo. – empieza el sr Quant con la mirada perdida. – Donde quiera que esté
ahora, sé con certeza que está bien y feliz. Y nosotros estamos contentos de
que sea así, ya que sabemos que en el fondo él siempre nos acompañará. –
después de esto procede a colocar un pequeño ramo de flores lilas sobre su
tumba, se queda un minuto de pie, como dándole una última despedida silenciosa
antes de que sea enterrado en lo profundo de la tierra. Después de un momento
se aleja.
Me sorprende ver a Clare parándose, se ha limpiado las
lágrimas y logra enderezarse completamente, reflejando fortaleza por cada poro
de su piel. No puedo evitar admirar a la mujer.
-Aún no puedo creer que esto esté pasando. – inicia,
con una sonrisa algo trastornada. – Hace una semana estábamos pensando en tomar
unas vacaciones, las primeras vacaciones en mucho tiempo, pero tú… tú solo te
fuiste así sin más. – susurra con el amago de lágrimas en sus ojos. – Viejo tonto,
¿por qué no pudiste aguantar un poco más?, claro, como siempre llevándome la
contraria, hasta el final. – le reprocha, hundida en sus pensamientos. – Pero
basta, dejaré todo este reproche para después… - vuelve a murmurar en voz baja.
– Para después cuando nos veamos mi amor, porque no creas que te vas a escapar
tan fácil de mi ¿eh? – y esta vez sonríe genuino. – Te veré pronto… No olvides
que te amaré por siempre. – finaliza con voz rota, escapándosele un sollozo justo
antes caer de rodillas junto al hueco, y colocar un ramo de flores blancas.
Me quedo estática, viendo la escena delante de mí, como
si estuviera a mil kilómetros luz de distancia. Una cosa es lidiar con el dolor
propio, y otra es sentir el de los demás, como si fuera tuyo propio. Puedo
sentir los ojos de Peeta sobre mí, pero afortunadamente no hace ningún intento
por tocarme… en estos momentos sólo quiero mantenerme así, ajena a todo,
pensando que quizá entre menos haga o diga algo, menos será el dolor que
amenaza con llevarme al profundo de ese abismo sin retorno.
Varías personas más pasan y comparten sus palabras de
despedida, yo las escucho vagamente. Estoy en ese estado donde mi mente está
totalmente en blanco, mi cuerpo está aquí, pero en realidad estoy a mil años
luz. La cara del sr Ganger pasa por mi mente, saludándome con la mano, y yo le
devuelvo el gesto antes de que se vaya muy…
-La vida no es fácil. – comienza esa voz… su voz, sacándome de la bruma de mi
cabeza. Peeta. – Todo lo contrario,
más bien, es dura y difícil, y creo que todos los presentes dan fe de ello. –
prosigue Peeta, ganando la atención de todos. Se ha parado justo al lado de la
tumba, tiene una flor blanca en su mano, ni me di cuenta cuándo la tomó. – Sin embargo,
hay momentos donde todas esas dificultades, obstáculos y cosas malas valen la
pena. La felicidad y la alegría y el éxito siendo los mayores premios. Y es
que, ¿qué es la vida si no se viven así como momentos malos, momentos buenos? –
dice Peeta, mirando a todos directamente. – Precisamente eso es lo que
caracterizaba a George Ganger, la capacidad que tenía de sortear los momentos
difíciles y de disfrutar en pleno los felices. Yo creo que todos deberíamos
aprender de él. La fe, la amabilidad, el respeto por los demás, y el amor por
su familia. – pronuncia esto último mirando a Clare directo en el ojo. – Por muchas
dificultades que haya, o por muy dolorosas que sean las situaciones, hay que
aprender a sobrellevarlas y tratar de encontrar ese mundo en el que George se
mantenía constantemente… ese mundo en el que estoy seguro todo era como debería
ser, y del cual no dudo la presencia de Clare en él. – sonríe con esto último. –
En esta vida siempre vamos a estar en riesgo; riesgo de perder a alguien de tu
familia o amigos, o en riesgo de perderte tú mismo… pero eso no es lo
importante… Lo importante es que logres seguir adelante, logres atravesar esa
nube brumosa de desolación y tristeza… y seas capaz de ver que al final del
camino… - carraspea en un obvio intento de retener el rompimiento de su voz. - al
final del camino siempre habrá una luz de esperanza.
Dejo de escuchar después de eso. Me encuentro temblando
inevitablemente, sintiendo un peso oprimiendo mi pecho. Logres atravesar esa nube brumosa de desolación y tristeza, se
repite cientos de veces en mi cabeza. Peeta ha sabido llegar a lo más profundo
de todos, pero sin saber ha llegado a lo más profundo de mí…
Miro sin ver cómo Peeta deposita la pequeña flor sobre
la tumba y llega a pasos largos a su asiento. Mi visión periférica alcanza a
ver asentimientos de cabeza y pequeñas sonrisas en respuesta a lo que dijo. Lo
que no me sorprende claro, Peeta siempre ha sido el de las palabras.
Logres
atravesar esa nube brumosa de desolación y tristeza.
Se repite esa frase en mi mente una vez más. Pensé que
ya eso estaba al fondo de mi mente…
que tal vez… sólo tal vez ya me estaba empezando a recuperar… ilusa de mí. El
dolor lacerante vuelve con potencia, arrancándome una lágrima sin poder
evitarlo… Mi patito
Prim.
Carraspeo fuertemente para evitar que un sollozo
atraviese mi garganta, pero es inevitable, mis manos se vuelven puños mientras
dirijo mi mirada de nuevo al frente… de nuevo al hueco.
Esa pudo haber sido la tumba de Prim… Tumba que no tuvo
porque no quedó absolutamente nada de
ella. El fuego lo consumió todo… Incluyendo partes de mi piel.
No… no creo poder soportarlo más. Cuando el encargado
hace una pausa; me levanto abruptamente, ganando así la atención de todos los presentes.
-Katniss… - susurra Peeta, tomando mi mano.
Trato de recomponerme todo lo que puedo y con delicadeza
saco mi mano de su agarre. Sin decir una palabra, me volteo y tomo el camino
más corto a la Aldea de los vencedores. A pasos gigantescos, corriendo.
Abro la puerta agitadamente, con ese peso en mi pecho
presionando y sacando todo lo rudo en mí. Me dirijo a la cocina, donde
apresuradamente tomo agua, directamente del tarro, tratando de ignorar las
gruesas lágrimas que ya corren por mis frías mejillas.
Cuando creo que me desmayaré ahí mismo en el pasillo,
saco fuerzas, de donde no sé; y subo a paso lento al segundo piso, directo a mi
habitación, donde la cama es lo único que me llama en el momento. Me quito los
zapatos maniáticamente, queriendo dar rienda suelta de ellos, y me tiro
pesadamente en el colchón, solo para acabar acurrucada en posición fetal,
sofocando los sollozos que rompen mi garganta en el camino a salir.
Prim,
George, Boggs, Cinna, Finnick, Rue, Thresh… y la larga lista
que le sigue… sus imágenes en mi mente me atormentan hasta que al fin se
acumulan en un grito que rompe todo mi ser.
Estamos en medio de la plaza central del capitolio, los
rebeldes y los que no son rebeldes, civiles e incluso niños alcanzo a ver desde
mi posición… Busco frenéticamente con mi mirada a Haymitch o incluso a Gale,
pero todo lo que veo son caras que me
miran con un desprecio profundo.
De repente me percato de la posición en la que estoy.
Verdaderamente.
Estoy atada de manos y pies a un poste que está ubicado
en todo el centro de la plaza, una posición demasiado conocida…
Oh mi… Este mismísimo puesto es donde el presidente
Snow estuvo justo antes de morir. Empiezo a temblar incontrolablemente cuando
me percato que todas y cada una de esas personas, están armadas con algo, armas
de fuego, cuchillos, palas, piedras… Palideciendo cuando allá, en el balcón de
un edificio… está Prim… apuntándome.
Su cara carece de expresión. Tiene el pelo corto y está
vestida por un traje negro que no tiene nada que ver con la niña tierna y
amable que una vez conocí.
-Prim… - susurro, con voz derrotada… - Perdón. – y bajo
la cabeza mientras más lágrimas caen.
-¡MUERTE AL SINSAJO! – grita una voz demasiado conocida
a un lado de ella. Finnick. No necesito levantar la cabeza para saber la mueca
cruel que luce su rostro.
Lo último que alcanzo a ver, antes de sentir el disparo
en mi pecho, es como un George Ganger me mira desde una esquina, con una mirada
de reproche en su rostro.
Lo siguiente que sé es que estoy acostada, tirada más
bien, sobre una cama no muy cómoda, sintiendo como algo raro y pesado cae sobre
mi cuerpo. De repente eso raro y pesado cae sobre mi cara.
Tierra.
Es entonces cuando noto estoy tirada sobre una cama de
tierra, con pequeñas piedrecitas incrustándose en mi piel ya magullada. Con
toda la fuerza que reúno, levanto mis manos de los lados para retirar la tierra
de mi rostro, sólo para enfrentarme a otra tanda de tierra que cae sobre mí.
Gimo con impotencia, mientras gruesas lágrimas se derraman de mi rostro, siendo
absorbidas por la oscura tierra. Por el rabillo de mi ojo escucho las risas…
sí, risas crueles y malvadas de gente que una vez conocí… Disfrutando verme
como me ahogo poco a poco con la tierra encima de mí…
-¡NOOO! ¡NO, NO POR FAVOR! ¡No más! - me retuerzo histéricamente, tratando aún de
apartar la tierra de mi cara. - ¡NO LO SOPORTO! Sólo déjenme… ¡DÉJENME! – grito
mientras lucho con la fuerza que quiere derrotarme.
-Katniss… ¡KATNISS! – exclama esa voz… esa voz que
conozco de algún lugar, mientras trata de detener mis manotazos.
-¡No! ¡Aléjense! ¡Por favor ya no aguanto! – sollozo mientras
la fuerza se hace mayor y me sostiene firmemente.
-Katniss… abre los ojos… mírame soy yo. – de nuevo esa
voz suave. – Todo está bien, estás bien… - Algo hipnotizante de esa voz hace
que abra los ojos y de repente me encuentre con un mar de color azul.
-¿Pee… Peeta?
-Sí soy yo, soy yo… - susurra poniendo su mano en mi
mejilla para retirar las lágrimas.
-Peeta… Oh Peeta… ¡PEETA!- lloro su nombre mientras
noto como más lágrimas siguen derramándose. Sin poder evitarlo me tiro
temblorosa a sus brazos en busca de consuelo.
-Shhh pequeña… estás bien. – dice en voz baja
acariciando mi cabello.
Un río de lágrimas hace su paso por mi cara, pero no me
importa. Fue… fue una horrible pesadilla y no quiero jamás volver a dormirme.
Escucho a Peeta susurrarme palabras dulces y tranquilizadoras, pero el temblor
en mi cuerpo parece no ceder. Me obligo a separarme de su cuerpo, así tal vez
pueda irse ese temblor, pero el viento que corre por la ventana parece tampoco
querer colaborar. Me encojo sobre mi misma.
-Todo está bien… estás bien… - sigue Peeta en voz baja,
aún con su agarre en mi pelo. Levanto mi mirada en busca de sus ojos y me
sorprende verlos con esa calidez tan característica de él, destilando montones
y montones de todo ese cariño que sé que
siente por mí.
Más lágrimas se derraman mientras temblorosa pero
firme, coloco mi mano en su mejilla y hago un poco de presión para que baje su
cabeza y así, sus labios se encuentren con los míos.
Ese contacto… en ese punto… es todo lo que necesitaba.
Muevo mis labios sobre los suyos buscando ese calor que tanto me calma, y al
ver que no hay movimiento de su parte, presiono más mis labios y los muevo con
más fiereza hasta que, luego de unos cuantos segundos de vacilación por su
parte, se rinde por fin con un pequeño suspiro y comenzamos una danza en la que
lo único que hay es entrega por partes iguales.
No sé qué es lo que me llevó a besarlo, fue un impulso
que simplemente no pude resistir… necesitaba tocarlo… necesitaba sentirlo de algún
modo, y en estos momentos, abrazarlo no es suficiente.
Presa de algún hechizo, envuelvo mis manos en su bello
pelo rubio… no sabía cuántas ganas tenía de hacerlo hasta que mis manos se
levantaron por voluntad propia y acariciaron ese pelo que no sólo se ve suave,
sino que se siente suave. En respuesta Peeta gruñe levemente y me acerca más a
él, con su mano firmemente en mi cintura.
Cuando siento su lengua tocar mis labios, como para
pedir permiso su entrada, todo pensamiento coherente me abandona para dejarme
sola en un mundo donde solo estamos Peeta y yo.
¿Cómo consigue siempre él
calmarme, alejarme de todo oscuro pensamiento? No tengo ni idea. Irónico que
hace unas pocas horas estuviera rechazando su toque, y ahora todo lo que quiero
es eso, contacto, pero no del de
cualquiera, sino del de él, su pelo, sus ojos sus brazos, sus labios… Coloco a
un lado cualquier pensamiento del por qué no deberíamos estar haciendo esto, o
dónde nos dejará esto al final y simplemente abro más mi boca, permitiéndole
ese acceso que no sólo quiere él, sino que también quiero yo. -----------------------------------------------------------------------*---*
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fuente:
Notas: Bueh bueh bueh *tose* no mucho qué decir el capi lo dice todo. :)
Jaja cabe decir que fue todo como lo imaginé, incluso si van al libro, la última página antes del epílogo dice algo como... "entonces sus brazos dejan de ser mi cobijo hasta que son sus labios..." en fin algo así, total que yo entendí que su primer beso así real asdfgghj fue en medio de una de las pesadillas de Katniss, así que así lo puse :D ¿qué piensan uds? les gustó o les hubiera gustado que fuera un ambiente menos triste?
Eeeeeeen fin, ¿les gustó? ¿no? ¿poquito? ¿mucho? ¿malo? awww si no les gustó me pondré triste :(
jajajaj mentiras, sugerencias bienvenidas, puede que edite el capi, después de todo lo publiqué apenas lo acabé y puede que al final acabe cambiando algo :)
YA! deos si no paro me alargo... El siguiente capi... umm pues si les gustó este y quieren el otro, diganmelo para que me genere más presión y lo acabe antes de año nuevo!! jajaj o sino bueno... nos leemos el año que viene jajajja :D
Ay bueno ya, si no nos leemos en estos días, que tengan un ¡FELIZ Y PRÓSPERO AÑO NUEVO 2016! Les deseo un Peeta para cada una... o una Katniss si hay algún chico por ahí que me lee :3
Y como siempre...
Que la suerte esté siempre de vuestro lado